Y las batallas de amor perdidas (V)
Espero que se me perdonen mis reflexiones. Mi estado de ánimo no es el más conveniente para opinar sobre algunas mujeres. Creo que sólo soy machista lo normal, lo que me da mi condición sexual originaria, pero mi guerra contra unas muy pocas mujeres, molestas para casi todo, siempre descontentas y flojas para según qué, me mantiene en este estado beligerante que nada tiene que ver con la objetividad curiosamente soy más objetivo cuando no estoy frente a esta maquinita, aunque yo la persiga. Pero quería desviarme de esta guerra para tratar de otras batallas. Adonde quería dirigir mi reflexión era a las batallas de amor perdidas, las que no disputé desde hace años, por respeto a ella, y las que jamás podré ya emprender, por respeto a mí mismo. Y me pregunto, ¿el respecto que la guardé era conveniente? ¿Por qué me rechazaba una y otra vez? ¿Le daba asco? Yo he dejado de beber y fumar, he tratado, y he conseguido, adelgazar hasta estar como cuando nos conocimos. Sin duda la dejé de gustar. Pero, ¿por qué estaba conmigo? Esta pregunta me aterra porque las respuestas son poco gratas si sumamos los otros factores que han intervenido en la relación desde hace unos años.
4 comentarios
juan -
even -
El problema me parece más amoroso que de "género". Y uno de los males, sobre todo del feminismo, es empeñarse en explicarlo todo por esa cuestión, cuando la realidad es, una vez más, un problema amoroso. Lo dijo Shirley McLaine en "El apartamento" (cito de memoria...): "A la gente se la quiere o no se la quiere". Enfrentarnos a no querer a alguien nos hace construir las teorías más malvadamente armadas del mundo.
juan -
Saludos. J.
petra -
Saludos. P.