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Vida y opiniones del caballero Juan Vergescott

Y las batallas de amor perdidas (I)

Es una desgracia que María no hablara conmigo, en vez de gritar, e incluso –entramos en el terreno de la utopía– que razonara, y, en cambio, sí que se quejara ante la mala. Sé que así ha sido, porque no hacía falta más que ver la forma en que me miraba la mala. Así que a veces pienso si, antes de todo el embrollo y el consiguiente drama, no fue a propósito el atentado que sufrí, o que yo mismo me infligí pero a instancias de la mala. Lo cuento. Resulta que el mismo día que llegué, después del viaje, porque no pude limpiarme los dientes o por lo que fuera, se me generó un absceso en la encía. La mala me recomendó una pócima que ella tenía para casos semejantes. Yo nunca me medico y menos hago caso de los consejos farmacéuticos que no procedan de profesionales. Ellas empezaron su discurso de encantamiento, como en un rito hechiceresco: "no le dolerá tanto...", "es un quejica...", "es que los hombres..." Y yo no soportaba el dolor, pero era sábado y pretendía esperar al lunes para consultar a un médico dentista. Pero el sortilegio funcionó y me tomé la pócima.

6 comentarios

juan -

even, tienes razón, porque al menos en el desamor queda ese algo de amor y obviamente, como sugieres, en la nada queda eso, nada. Así que hemos de resignarnos a menudo a la pena, que resulta más dura cuando se ha creído alcanzar la felicidad. Saludos. JV

even -

Lo contrario del des-amor no es el amor... No, creo que su auténtico contrario es no-amor. Habrá que aceptar el desamor como una parte inevitable del amor. Personalmente, entre la pena y la nada yo prefiero la pena. El resto es un café deslavazado.

juan -

petra, trataré de verlo de esa manera, pero en determinados momentos el "des" se aferra al amor como el dolor al pecho y no hay forma de separarlos.
Gracias por tu comprensión. JV

petra -

Recordé algo. Si bien me jacto de un dominio del castellano amplio, fue a raíz de un "amor roto" que oí por primera vez hablar de "des_amor". Pensé que me habría ahorrado mucho dolor lo hubiera sabido antes. Así que me propuse inventar palabras para combatir esa horrenda palabra. Una "jihad" en contra de ese "des" que atormenta tanto... je.
Cariños, P.

juan -

roberto, habrá que probar el Agua Santa, porque soy adicto a eso del amor. JV

Roberto -

Siempre se ha sabido que ellas fabrican pócimas para amar y odiar. Las variedades incluyen Pasión, Lujuria, Odio, Vergüenza, Amor, Tristeza y otros, No sé como se comportarán con las encías.
El único antídoto es un frasquito de Agua Santa para el Desamor.