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Vida y opiniones del caballero Juan Vergescott

El desencuentro (y II)

Mi visión de todo resulta tan radicalmente diferente a la de María, que incluso sobre sus contradicciones, insultos, mentiras, me creo a ratos culpable y en otros momentos, afrentado muy gravemente. Y es tanta la pena que siento por todo lo que ha ocurrido y por lo que no llevaba ocurriendo y ya nunca ocurrirá que, agotadas las esperanzas de que algo ocurriera en algún momento, el padecimiento deja paso al desconsuelo y éste a la anulación de mi persona. Sé que ella parecía anularme, me impedía hablar, discutir, divergir. Pero ahora no estoy anulado sino aniquilado. Y mi corazón golpea extraño de dolor. Y siempre el silencio de María, la incomprensión de María, la seriedad de María, el odio de María. Pero, ahora, esto, mucho más.
Después de quienes cayeron antes del fin de la historia por la guerra entre clases, la guerra de los sexos continúa cobrándose víctimas. Algunas son cruentas; no es mi caso, todavía. A veces pienso que mi amigo Manolo optó por una solución honorable.

2 comentarios

juan -

petra, la pregunta es tan ajustada que me asusta. Efectivamente eso ha ocurrido. Yo no sabía cómo expresarlo. Así es, le ha robado el alma, y el sentido. Ahí se explica todo. JV

petra -

Me gustaría saber si cuando Vergescott se mira a un espejo se ve... o ¿María le ha robado el alma?