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Vida y opiniones del caballero Juan Vergescott

El tercer hombre (I)

Si Graham Green no se hubiera ido y, en cambio, viviera hoy en nuestro país –seguramente ocurre o ha ocurrido igual en otros, pero allí todo habrá resultado de un proceso lento–, el argumento de su gran novela habría resultado distinto. Vamos al caso que no compete a mi colega inglés. El tercer hombre es aquel que surge de la desaparición de los dos anteriores. Es, digamos, un producto de la selección de especies, un ejemplar salido de la evolución natural del hombre, que ha ido desde el macho, en extinción, salvo en algún gimnasio y a ciertas horas en algunos bares, hasta el homo casi, con sus diferentes variantes sexuales, que vienen a ser dos, generalmente, aunque puede haber una tercera que hace a todo. El homo casi se generó por una mutación de los dos sexos primeros, aunque algunos sostienen que se originó por haber sido sometidos a un exceso de rayos de feminismo o a sufrir la inoculación de una copiosa dosis de la misma sustancia. En ciertos años, hubo quienes confundieron el fluido con el clásico matriarcalismo y lo ingirieron, con unas consecuencias dramáticas. Muy a menudo, el homo casi acabó por cansarse de los amantes de su mujer, de la tiranía del grito y de su aislamiento y trató de buscar una cura. Algunos se sometieron a operaciones a cerebro abierto que produjeron desiguales resultados. Y, por fin, surgió el tercer hombre como proyecto evolutivo avanzado. Se descubrieron evidencias de la mutación y fue llamado mujihombre, pero preferimos el genérico, pues éste apareció en unos laboratorios contaminados. En un principio se detectaron un buen número de deficiencias, pero el modelo va mejorando. En España ha aparecido en el mercado con bastante retraso, pero ha salido voluntarioso e incluso inteligente ya y puede ir corrigiendo poco a poco sus defectos de fabricación. Porque lo interesante es, además, que él mismo procede a autorrepararse los sistemas de instalación dañados. Los primeros prototipos se distribuyeron con un dispositivo invertido que les solivianta cuando trata de efectuar una reparación alguien ajeno al proceso de producción o a los operarios oficiales que han sido facultados y autorizados para la intervención técnica que se requiera.

2 comentarios

juan -

petra, me dejas sin palabras. Pero creo ver un gesto esperanzador. La escena que relatas es magnífica; también en su laconismo tan sugerente.
Saludos. JV

petra -

Juan, me recordaste una conversación telefónica habida tiempo ha, decía algo como:
El: -...necesito verte hoy-
La:- Pero, ya te dije, no puedo, debo terminar este proyecto, después debo...-
E: -Tú no sabes, pero necesito verte..-
L:-¿Pero porqué esa urgencia? ¿qué pasa?
E:...sólo contigo soy el macho que necesito ser..-
L: ¿Pero qué dices? ¿te has vuelto loco? ¿qué acaso estás con problemas de identidad?
E: -No entiendes, tú eres la hembra que me transforma en ese macho que soy..-
L: -¿Que acaso eres otra cosa sin mí?-
E: -Sin ti, soy sólo un simple ser humano-.
A modo de epílogo, te cuento que la cita se hizo, ella comprendió la urgencia.
Saludos. P.