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Vida y opiniones del caballero Juan Vergescott

Y lo que viene después es la nada (I)

La misma mezcla de soberbia y vanidad nos obstruye el cerebro, pero la taquicardia, la inquietud y el malestar general dejan de ser indicios para convertirse en señales: la tragedia ha comenzado. La directora de escena, la mala, se ha retirado –ahora pasa a la etapa de difusión de la crueldad de él por los círculos profesionales de éste, quien, olvidó decir que ella también es escritora, pero mala escritora, además de mala mujer–, pero ha dejado arreglados todos los preparativos para el desarrollo del drama. La amiga, a pesar de la ayuda que procurará prestarla su ex-compañero, saldrá la más perjudicada. La estulticia se enseñorea como en el texto de Erasmo. Y el dolor se clava como nunca en nuestras almas, que han de prepararse para una sacudida de terribles consecuencias. La soledad se precipita contra la pareja. El auténtico quinto jinete de la era posmoderna, espoleado ahora por la envidia y la estulticia, golpea de nuevo a María y a Juan. Y lo que viene después es la nada. Tal vez María sufra, piensa Juan, pero, por lo que a él toca, lo siente muy doloroso, y siente que es más doloroso que cuando ella le ha faltado una y otra vez el respeto; que cuando sin despedirse se marchó un mes de casa a no sé qué; que cuando decidió hace años dejar de hacer el amor con él, que cuando decidió no besarle; que cuando decidió no ayudarle en nada de la casa; que cuando menospreció su trabajo; que cuando frente a su escritorio le dijo un par de veces que "tú no haces nada, te la pasas ahí sentado"; que cuando por motivos familiares hubo de partir junto a los suyos pero en vez del mes estuvo casi cuatro; más que cuando le abandonó en la puerta del psiquiatra al que había acudido en el momento más crítico de la depresión que todo esto –y la novela larga que no se terminaba- le provocó; más que cuando ella sola optó por operarse y él vio desmoronarse las últimas esperanzas de tener un hijo; más que cuando los gritos y la violencia comenzaron a dominar cada conversación; más que cuando le prohibió hablar y opinar. Lo que viene después de la nada es la nada, pero la primera nada le gustaba y la disfrutaba porque a veces había un algo. No sé si se me entiende.

4 comentarios

juan -

even, te agradezco ese encomio tuyo. Me anima mucho. Gracias.
JV

even -

"sacar en palabras un algo de ese todo, de las cenizas después del fuego"
Una de las mejores definiciones que he leído de la literatura. Enhorabuena, y gracias,

juan -

pues es un poco eso, petra, sacar en palabras un algo de ese todo, de las cenizas después del fuego. Saludos. JV

petra -

se entende, fuerte y claro. La nada esa que es nada, pero sabe a desolación. Hay esotéricos dicen que hay que elevar el grado: transformar la nada en el todo.
Saludos
Petra