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Vida y opiniones del caballero Juan Vergescott

Descanso

En estos días de verano, los escritores nos encontramos siempre liados en esto de dar cursos y explicar lo que nos gusta o no y en desvelar si cuando éramos niños ya nos sentíamos escritores. Y no me gusta hablar de mí en una mesa. Me gusta hablar en privado a alguien, al oído. Y mejor en un sofá. Pero ya digo que no tras una mesa y ante un micrófono. Tampoco lo he hecho mucho. No soy Pérez Reverte. No se me reclama tanto, pero en esos escasos momentos no me resulta agradable. Sin embargo, siento que me debo a. No sé si dije que cuando regresé de México, donde fui lo feliz que se puede ser en la Ciudad de México, pensé regresar a mi oficio de profesor. Cada vez lo extraño más: los alumnos (y alumnas, lo reconozco: había una o dos dulces y atentas, en cada curso), las clases, las conferencias acerca de otros escritores (y no de mí) y la lectura más tranquila de los colegas (casi siempre mejores; en el peor de los casos, tan malos como yo), con frecuencia muy lejanos, que me hacen crecer cada día como escritor y como hombre.
El verano debía ser el tiempo de descanso para eso, para pasear y observar a la gente, pero para mí cada vez lo es menos y se está convirtiendo en una época de tensión y encuentros no siempre gratos. Cuando uno se enfrenta a la necesidad de un cambio (así me ocurrió hace años, pero en sentido inverso) la inquietud se añade a la incertidumbre ante el futuro.
¿Por qué no puedes compartir ambas ocupaciones?, he creído entender a uno de mis gatos. Sí, también lo he pensado. Pero ahora, lo único claro es que el mes próximo marcho a Puerto Rico. Eso siempre me oxigena, me aporta unas sensaciones que no encuentro aquí, y me da tiempo para pensar. Pensar no significa decidir, así que tal vez finalmente tire un cara y cruz y veremos o haré caso a mis gatos. La verdad es que me quedan pocas fuerzas para crear historias que no son ciertas y ninguna gana. Si escribiera lo que me apetece me expulsarían de todas partes y se me declararía persona non grata en mi país y en alguno de sus aliados. Regresaría a la autocensura. Y hablaría de nuevo de María, y de mí. Y no quiero. Prefiero hablar de otros, siempre más grandes y de vidas intensas.
Para hablar de mí ya tengo este espacio. Además, como se cantaba en mi época más juvenil, son "malos tiempos para la lírica". Hoy la literatura se encuentra secuestrada por el mercado: hay escritores a quienes no les importa escribir libros con el único fin de vender. Algo bien fácil, como en Hollywood: repetir un mismo esquema con un estilo pobre pero claro. Y a quienes no nos hemos entregado a esos dictámenes del mercado, no nos queda más que un sinsabor agrio. Esa tesitura de la que hablo la liquidaba Julio Cortázar en Rayuela: "Con lo cual todo el mundo sale contento, y a los que protesten que los agarre el beriberi.»" Bueno, pues el beriberi de mi incertidumbre o, en otros casos, de la incomprensión. Los besseleristas, a crear el contento social (todo el mundo sabe que todo el mundo es feliz).
He de pensar y decidirme por seguir uno de los dos caminos. O las conversaciones con mis gatos o el aire de Puerto Rico me han de aportar la respuesta.

6 comentarios

Juan -

Tristán,
sí, el caso suyo es el más actual de los besseleristas en Iberoamérica. Y escribe tan mal. Los traductores a nuestra lengua le hacen un gran favor. Pero la inteligencia y el siglo, el aire de la melancolía y el humanismo no sólo alimentan el arte sino que han de servir de vías para el comportamiento diario.

Tristán Fagot -

El mundo está lleno de Paulos Coello(de todas las especies de escritor la que más odio y la que considero más enfermedades mentales y daños producen)
La gente adora que les digan lo felices que son o lo linda que es su tristeza, lo sensibles que son.
Somos pocos los neurastémicos auténticos y orgullosos que quedamos. El don del desencanto, de la duda.
Yo no lo llamo estar triste, sino estar trieste, que es similar pero más agradable, infinitaente mejor y más inteligente.

Juan -

Petra, sí, los gatos me parecen fascinantes. Uno de ellos es muy sabio y un tanto espiritual; el otro es más un animal de acción y me da consejos algo alocados. Pero son un buen equilibrio. Bueno, tú lo sabes si eres capaz de hacer ese esfuerzo por escuchar su voz o leer en sus ojos.
Besos. J.

petra -

Juan, los gatos son excelentes consejeros. Mi asma me impide compartir la compañía de un mini felino, pero siempre que puedo, aguanto la respiración, tomo un gato en mis brazos y recibo consejos geniales. Después, sólo he de llevarlos a cabo y tomarme un antihistamínico. Grandes animales los gatos.
Cariños. Petra.

Juan -

Even,
gracias. Sí, los besseleristas son una secta cada vez más poderosa y arropada por los medios de crear felicidad en este mundo nuestro cada vez más infeliz y cruel, injusto y desigual. Sobre los manuales de autoayuda hay un libro que me encanta que se titula "Mi mamá me ama", de Emilio Díaz Valcárcel. Es una novela de 1981 antisistema en la que un niño snob cree que todo es felicidad y que lo que ve de miseria y suciedad obedece a excepciones en el ámbito puertorriqueño. Por cierto, que este sí es de un humor tan desbordante que merece la pena ver la estupidez de esos hijos de papá ajenos a la realidad auténtica y no la del cine, la constitución, los libros de autoayuda y los besseleristas. J.

even -

"Los besseleristas, a crear el contento social (todo el mundo sabe que todo el mundo es feliz)."

He tardado un rato en entender quiénes eran los besseleristas (de hecho he copiado la cita para pegarla y preguntarlo; ahora la dejo aquí para darte la enhorabuena), y luego has conseguido eso tan raro: una sonrisa deslumbrada por una apreciación inteligente. No sé si estarás de acuerdo, pero yo estoy hasta las narices de que todo el mundo sea feliz, de los manuales de autoayuda y de que uno no pueda reírse de ellos. Lo siento, me río mucho de esos libros. Aunque tenga que contenerme para no estallar cuando alguien me lleva a la sección psicología barata de las librerías. Pero es que, claro, si te ríes abiertamente deben pensar que eres una "snob" altiva, y eso tampoco nos gusta, verdad?

Muy bueno también eso de que pensar no es decidir... En verdad, el post de hoy es genial.