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Vida y opiniones del caballero Juan Vergescott

Spiderman (I)

Cuando yo era niño, leía los tebeos españoles (Jabato), franceses (Asterix) y belgas (Tintín), pero llegó un día en que descubrí América. Un amigo que vivía en el otro lado de la ciudad me mostró un cómic que llegaba del otro lado del océano. Cada verano yo iba a vivir con mi abuela, donde entre otras ventajas no tenía la bronca de mi madre y disponía de una excelente (o suficiente) biblioteca en la que yo hacía cola cada mañana media hora antes de que abrieran. Allí leía los cómics europeos, pero este amigo me llevó un día uno de Los Vengadores. Y descubrí un nuevo mundo. No era mejor ni peor, ni me gustaba más ni menos, pero era diferente, e incluso complementario. Demasiada violencia, agitación, mucha acción para mi gusto, pero poseía varios aspectos que me subyugaron: eran una especie de reencarnación de los héroes mediterráneos, habían sido facultados con una fortaleza sin límites aun a pesar de sus limitaciones físicas (caso de Dan Defensor y el Hombre de Hierro: Daredevil e Iron Man); y poseían sus debilidades humanas: enamoramientos, fracasos, envidias, celos…, a pesar también de su resistencia apariencial. Además, siempre eran de los buenos y luchaban contra los malos. En aquel momento mi amigo también estaba tan fascinado que decidió reproducir en la calle a Los Vengadores; a mí me tocó ser Mercurio. Yo que no corría dos metros sin fatigarme, y siempre llegaba el último a todo, excepto a la apertura matutina de la biblioteca, pero parecía que Thor, El Hombre de Hierro, el Capitán América estaban ya adjudicados. Mujeres, nada, no por discriminación nuestra, sino por pura carencia. Por allí sí había dos niñas también de unos 8 ó 9 años, que podrían haber sido perfectamente Wanda y la Avispa, pero no creo que se hubieran unidos a mis amigos. De cualquier forma, el grupo duró poco. Unos años después, mi amigo fundó un grupo punk, muy violento, y a mí me expulsaron del primer colegio. Pero no creo que la culpa la tuvieran Los Vengadores, y ni siquiera los malvados que los asediaban a diario. En mi caso, seguí leyendo los cómics europeos y los de Márvel. Recuerdo especialmente los de La Masa (Hulk) y La Visión, después de mi fascinación por los de Thor, Daredevil e Iron Man, con quienes me unían sus inconveniencias físicas. Hasta que llegó una larguísima temporada en un hospital en la que compaginaba los diarios deportivos para ver las fotografías de Nadia Comaneci, que ganaba dieces en los Juegos de Montreal como yo en el colegio (aún no me había expulsado, pero por otras razones), y aquéllos cómics. Seguramente fue entonces cuando comencé a entender a Peter Parker, tal vez porque yo también estaba entrando en la adolescencia. Spiderman había pasado por mi casa en varias ocasiones durante los últimos años, pero ahora lo había hecho para quedarse, porque teníamos muchas cosas en común, y no sólo la fascinación (y el temor) por las arañas. Aunque tal vez fuera más Peter Parker, ese estudiante con eternos problemas de amores, dinero y estudios, incomprendido y solitario, tímido e inteligente, el que más me atraía, como un nuevo amigo, que, por cierto, no parecía que nunca fuera a fundar un grupo punk. Esa era la maravilla de Márvel: el humano que existía bajo la máscara.

5 comentarios

Juan -

Even, no quiero salir del género novela, pero se verá. Depende de lo que diga mi editora, ante estas reclamaciones tuyas. Ella siempre me cuenta que no hay futuro fuera de la novela. Y no quiere negociarme otras cosas. Hasta que me plante. Un día lo hago.
J.

even -

Me pierdo un poco en el mundo del comic... pero desde luego, vive Dios, juanvergescott, que cada vez tocas variados temas con más gracia. Ay, vas a tener que tomarte en serio esto de escribir!

Tristán Fagot -

Perdona la intromisión...pero...¿me podrías recomendar un libro tuyo?¿son dificiles de conseguir?Soy un lector apasionado, con ínfulas de escritor y esta temporada no encuentro nada que me satisfaga...y seguro que lo tuyo está muy bien.
No se, si no quieres ponerlo aquí puedes mandarme un e-mail a vanguardiacivil@terra.es, y si no, pues nada, lo comprenderé.

Muchas gracias
Salud

Juan -

Tristán,
jo, yo no conozo a Akira, aunque sí a superdotados en los cómics. Pero a finde cuentas siempre es lo mismo y la historia es una sucesión de hechos y sensaciones siempre semejantes.
Yo sí, cada vez soy más mayor.
Salud. J.

Tristán Fagot -

Deduzco que soy mucho más joven. Pero a mi me fascinó Akira; niños superdotados que sufrían porque eran capaces de desatar la energía de una bomba atómica y destruir la civilización.
Siempre he sido muy engreido, ahora me percato.
Salud