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Vida y opiniones del caballero Juan Vergescott

Los políticos

Hoy me entrevisté con un político de muy elevada categoría de mi país. No sé si en otros países son como los de ciertas partes del mío. Pero el caso es que aun siendo el que comento uno de los más obviamente preparados –nada que ver con ese presidente célebre y en activo del que trata Michael Moore al principio de su libro Estúpidos hombres blancos- me dejó la impresión de hallarme ante un administrador limitado en asuntos culturales. En la conversación surgieron algunos nombres: deben de ser los equivalentes a este nivel de los thin tanks del neoliberalismo. Al oír esos nombres, me dije: ¿dónde está nuestra cultura? ¿en qué manos ha caído nuestro dinero? Siempre pensé que el anterior gobierno de mi país –bendito sea el día en que los echamos- había sucumbido por causa de los thin tanks particulares del neoliberalismo ibérico. Así como aquí en Castilla y León aconsejan en cuestiones de cultura asuntos escasamente interesantes y gastan millones de euros en asuntos poco atractivos y nada cultivadores, el gobierno estatal de entonces pedía consejo a lo peorcito y derechoide de las Universidades: de ahí que se equivocaran con el alejamiento del Prestige; que tuvieran esa visión tipo Huntington acerca de Irak y el Islam; que construyeran el tren de alta velocidad sorteando esas simas profundas, que ya aparecían en el Quijote –no son nuevas invenciones de los geólogos-; que fueran error tras error hasta la derrota final.
Hoy me han convencido que los populares que aún quedan vivitos prosiguen pertinaces en sus limitaciones de licenciados en derecho que además nunca ejercieron. Así marcha nuestra cultura, como antaño, una, grande y libre.

2 comentarios

Juan -

Even,
sí, eso debe de ser. Una educación para la cultura. Pero somos el país del mundo que más (o de los que más) publican. Las estadísticas son escalofriantes. Yo a lo que apelo es a que lean los políticos. Tampoco veo bien lo que decía Césa Aira en esa novela, "En congreso de literatura": crear clones de Carlos Fuentes para constituir un ejército de intelectuales que domine el mundo. A una que yo me sé le gustaría, pero tampoco reclamo eso. Simplemente, políticos que estén interesados en la cultura y que no utilicen a ésta como publicidad del cargo.
Por cierto, acabo de llegar de hablar con otro de cultura, y sí parecía más interesado. Vaya la una (era mujer) por el otro (que era del otro sexo ése).

even -

Cada vez más tengo la sensación de que es inútil gastar en cultura si no se gasta, a la vez y en mayor cantidad, en educación. Y creo que ese ha sido el error anterior y, espero que no, puede ser el presente. Es muy bonito hablar de cultura (ah! la cultura) y no darse cuenta de que los usuarios de la cultura somos cuatro monos. La mayoría de la gente de este país no lee, no ve buenas películas en el cine y protesta si tiene que pagar por entrar en un museo algo menos que por tomarse una copa en un lugar abarrotado el viernes por la noche. Entonces... Hay que gastar en educación, la cultura viene después, casi solita.