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Vida y opiniones del caballero Juan Vergescott

© El vendedor de historias (y II: el nombre [b2-1] Petra)

Yo mismo he fantaseado con otros nombres. José Luis me gustaba para firmar algún cuento o alguna novela que me parecía inferior. Luego no ha ocurrido así, y no porque no haya escrito cosas menores, sino porque no es tan fácil legalmente cobrar los royalties de los derechos, cuando ya resulta muy complicado obtenerlos cuando uno ostenta el nombre de siempre y legal.
Todo este asunto lo he llevado al del nombre porque desde hace unas semanas me han surgido varios inconvenientes con mi nombre. Una amiga me preguntó el 15 de abril, cuando apenas empezamos a conocernos, lo siguiente: “¿Será que Juan_Ficción se llama igual a Juan_NoFicción tanta confusión?” Y añadía: “Gran cosa el nombre, aquello que te nombra y que puede nombrar a otros, que nombrados, igual que uno, son innombrables. (je, perdona, me fui por el desvío). Saludos. P.” Espero que me permita citar sus palabras, pues ya eran entonces públicas en mi weblog. No se fue por el desvío, sino muy al contrario. Las reflexiones de estos tres últimos días vienen a relación con esto. A ello se añaden otras consideraciones de Even y de Tristán, también. Pero eso de “Gran cosa el nombre, aquello que te nombra” me ha dejado sin dormir estas noches. Creo que su comentario venía motivado por mis palabras, cuando mencionaba que en mi última novela el protagonista se llamaba Juan Vergescott. Entonces yo dejaba entre paréntesis: “(ya explicaré por qué le presté mi nombre y lo que esto produjo en crítica y público)”.

2 comentarios

Juan -

Petra,
pues sí que es andarse por los límites. Tu juegas con más ventaja. Desafortunadamente yo sólo poseo uno; el otro es virtual, aunque de una versatilidad tan extraordinaria que me permite aventuras muy variadas.
Besos. J.

petra -

Sabes Juan, tengo dos pasaportes... y cosa curiosa, no tengo el mismo nombre en ambos. Eso es llevar la reflexión al límite de la realidad ¿no crees?
Cariños. P.